10 abril, 2007

Reseña histórica


El documento más antiguo del que se tiene referencia en la Hermandad lo constituye unas constituciones (reglas), en número de veinte, aprobadas el 2 de enero del año 1773 por el Obispo D. Claudio Sánchez y Torres, como consecuencia de los decretos de aprobación eclesiásticos del año anterior mediante Bula del R. P. Prior General de la Orden Servita Fray Francisco Raymundo Adán, de fecha en Roma en el Convento de San Marcelo de 1 de abril de 1772, lo que acredita que este es el año fundacional de esta Ilustre Hermandad. Por tanto, es la Cofradía decana de la ciudad.

La Hermandad se caracterizaba por estar abierta a ambos sexos y sin tener prefijado un número determinado de hermanos. Los cofrades debían abonar por su ingreso diez reales y media libra de cera, a excepción de los mayores de sesenta años, que habrían de pagar la misma cera y veinte reales.
Se fundó bajo la tutela de la Orden Tercera de los Padres Servitas (Siervos de María), que regían la Iglesia de Santiago para dar culto a una imagen de la Virgen de los Dolores donada por el Beneficiado y Presbítero D. Manuel de Bargas, que ya recibía culto con anterioridad en la Parroquia de Santiago Apóstol. Se unió a la Hermandad Sacramental ya existente en la Parroquia, a cuyo Titular el Santísimo Sacramento, se le ha venido dando culto en las constitucinoes (reglas) de la cofradía desde entonces. En el título o denominación de la Hermandad siempre ha figurado en primer lugar el Santísimo Sacramento.

La junta celebrada el 24 de agosto de 1828 comisionó a Manuel Carretero, Vicente Pérez, Juan Chacón, Diego Vidal, Luis García y Juan José Boult para reformar las constituciones antiguas de esta asociación. El 23 de noviembre de 1828 sería aprobada la reforma de sus constituciones respecto a los derechos parroquiales, permaneciendo iguales en el resto del articulado. La reforma de las constituciones de la hermandad de la Virgen de los Dolores de Santiago Apóstol de Almería sería aprobada el 12 de febrero de 1829 por el obispo Antonio Pérez Minayo.

En 1837 se trasladaba la imagen de la Virgen de la Soledad al Convento de las Claras y, algo después, con la tristemente recordada Desamortización de Mendizábal, se reagrupan las imágenes en unas pocas iglesias, desaparecen buena parte de las cofradías y hermandades existentes en aquel momento y, sobre todo, se pierden la mayoría de los archivos, una de las causas por las que la Semana Santa de Almería carece de suficiente documentación.

La Hermandad ha sufrido los avatares históricos de nuestra ciudad, desde la invasión francesa, la desamortización de los bienes eclesiásticos, las revoluciones e inestabilidades de la segunda mitad del siglo XIX, y los enfrentamientos civiles de la década de los años 30 del siglo XX, que culminaron con la quema de la Iglesia de Santiago Apóstol y de la imagen, y mayoría de enseres de Nuestra Señora de los Dolores, exceptuando la diadema, el manto y el Niño Jesús que actualmente la acompaña a sus pies, que se salvaron.

En 1835 la familia Barbarín donó un magnífico manto de terciopelo negro bordado en oro, con tres esmeraldas prendidas, que aun conserva y luce cada año la Virgen, aunque fue restaurado en 1925 por las Madres Adoratrices de Almería.

En 1856 fueron los marqueses de Torrealta quienes hicieron ofrenda de una espléndida diadema de oro, dándose la circunstancia de que ambas piezas y una túnica de San Juan es lo único que se conservó después de la Desamortización de Mendizábal, primero, y de la destrucción de los años treinta, después. En su dilatada vida vuelve a Santiago en 1889.


Aunque la Hermandad es fundada en 1773, su primera salida procesional tiene lugar en 1876, hasta entonces todos los cultos de reglas tenían lugar en la Iglesia. El Viernes Santo día 15 de abril de 1876 salía a las nueve y media de la noche desde la parroquia de Santiago (establecida en el Real Monasterio de la Encarnación, Orden de Santa Clara, desde 1837 a 1889 por disposición del ministro de Gracia y Justicia, José Lantesco, tras el proceso de desamortización), teniendo previsto su horario de entrada en el templo alrededor de las doce. Como nota anecdótica, decir que la Virgen estrenó el Viernes Santo de 1880 un artístico manto, obsequio de la devota Francisca Jiménez, si bien en la actualidad no se conserva.
A finales del siglo XIX y primeros años del XX, pasa la Hermandad por diversas vicisitudes que estuvieron a punto de hacerla desaparecer. Pero a partir de 1918 es reorganizada por nuestro Reverendísimo Prelado don Fray Bernardo Martínez Noval y el gremio del comercio, dada la zona eminentemente comercial donde está ubicada la iglesia de Santiago.

San Juan Evangelista acompaña a la Virgen en la procesión desde 1920, existiendo referencias desde 1894. Según el diario La Independecia, en 1920 la imagen de San Juan Evangelista (que se hallaba desde el siglo XVIII en el antiguo convento de San Francisco) era trasladada a la parroquia de Santiago para acompañar a la Virgen de la Soledad, que salía además en procesión junto a los pasos de la Santa Cruz y la Magdalena. Este hecho se prolongó durante siete años, ya que la cofradía adquirió en propiedad una original talla de San Juan, volviendo la primitiva a la nueva iglesia de San Pedro.

En 1921 la Hermandad de la Soledad fue la primera en Almería en incluir el Paseo del Príncipe en su itinerario. Además, la Virgen de la Soledad y el Santo Sepulcro fueron las primeras cofradías en introducir las andas sobre ruedas, a principios de los años veinte.

En 1925 la Hermandad tomó nuevo impulso por la excelente gestión de los señores Ferrera, Soria y Alegría; y estos mismos trabajadores y empresarios de la calle de las Tiendas deciden encargar una nueva imagen de San Juan que preceda al trono mariano anunciando la inminente resurrección de Jesús. Fue la primera en incorporar al paso imluminación eléctrica por el sistema de baterías y también la primera en desfilar por el denominado Bulevar, la parte baja del Paseo, cuando el público reclabama calles más anchas para que lucieran mejor los tronos.

Algo más tarde, el periodo de la Guerra Civil fue tremendo para esta Hermandad, perdiendo incluso la Dolorosa que procesionaba y mayoría de enseres de Nuestra Señora de los Dolores, exceptuando la diadema, el manto y el Niño Jesús que actualmente la acompaña a sus pies, que se salvaron.

En 1940 se vuelve a constituir, ya por tercera vez en su trayectoria, la Hermandad de la Soledad, aunque en esta ocasión lo haría en la parroquia de San Sebastián, debido al mal estado en que se encontraba la de Santiago como consecuencia de la contienda civil.

El año 1941 iba a marcar de nuevo a la Hermandad; el anhelo de muchos hermanos se había cumplido, el Cura Párroco D. Manuel Rodríguez bendecía la actual imagen. A través de fotografías se había encargado una copia a semejanza de la desaparecida a D. José Pascual Ortells López, escultor anatómico del Hospital de San Carlos y profesor de Modelado de la Academia de Bellas Artes. Tras la bendición de la nueva talla, se celebró un solemne Septenario durante los días 29 de marzo a 4 de abril, recuperándose de esta forma una añeja conmemoración dedicada a la citada imagen mariana. Su salida procesional estaba prevista para las diez de la noche del Viernes Santo de ese año, pero un fuerte temporal de viento y lluvia impidió su desfile, y hubo que esperar hasta 1942 para volver a ver a Nuestra Señora de los Dolores en las calles de la ciudad.

El 15 de septiembre de 1946 (día de su onomástica), la imagen de Nuestra Señora de los Dolores era trasladada de la S. y A. I. Catedral a la Iglesia de San Sebastián. La capilla de Nuestra Señora del Amor y la Esperanza, de la Cofradía de los Estudiantes, fue durante algunos años su morada.


El 28 de febrero de 1947 se solicita el ingreso en la Agrupación de Hermandades y Cofradías, nueve días después de la aprobación de sus estatutos agrupacionistas.

Cuatro años más tarde (1951) incorpora de nuevo un pequeño paso en el que va una cruz con sudario, rodeada de cuatro faroles y unas hojas de laurel, y en 1946 se había recuperado también a San Juan Evangelista, obra de D. Jesús de Perceval y del Moral, por donación de D. Juan Soriano. El nuevo trono de la Señora se encargó asimismo al artista almeriense diez años después, en 1956, y este lo hace en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos, donde se había creado un taller para recuperar imágenes a partir de sus restos.

En el año 1961, siendo Hermano Mayor D. José Marín Rosa, regresa la Hermandad a Santiago, donde una vez construido el templo ha levantado Perceval un altar de tala dorada en la capilla de Santa Lucía.

Los años sesenta los atraviesa esta Hermandad con pujanza dado el esplendor que alcanza la Semana Santa, pero al final de la década surgen algunas dificultades, con cambio de Hermano Mayor y Junta de Gobierno incluidos, que obligan a situaciones como no sacar el paso de la Cruz desde 1966, desfilar sin penitentes en 1969, no hacerlo en 1977 por obras de restauración de Santiago, y sufrir una fuerte crisis enocómica en 1979.


Hasta 1981, en el que es nombrado Hermano Mayor don Francisco Plaza Baldó, la Iglesia de Santiago Apóstol sufre una nueva restauración. Se confecciona un nuevo paso, hecho por los cofrades, para San Juan. Y vuelve a salir la Cruz sobre unas andas con el sudario, que lleva bordados los atributos de la Pasión.

Con el nombramiento de don Juan Montoya Gallardo como Hermano Mayor, la nueva Junta Directiva comienza la renovación de los pasos por el mal estado de las anteriores. En 1984 la Virgen estrena un nuevo paso en madera confeccionado por don Ramón Cuadra en Úbeda, que iba a sustituir al anterior de don Jesús Pérez de Perceval y del Moral.

En 1986 Nuestra Señora de los Dolores defiló por primera vez a hombros portada por la cuadrilla de costaleros de la Cofradía de las Angustias, estrenando una canastilla de alpaca cincelada y plateada y a cera. Al año siguiente se completaba con unos respiraderos y faroles, todo esto era proyecto de Orfebrería Sevillana, que más tarde abandonaría. Como la Virgen de la Soledad ya contaba con un nuevo paso, San Juan pasó a procesionar con el de la Virgen, obra de don Ramón Cuadra.


En 1987 es nombrado Hermano Mayor don Francisco Hernández Alonso. Se acomete la restauración de la imagen de San Juan Evangelista, se confeccionan y aprueban los Estatutos que han regido la vida de la Cofradía, y se comineza con la restauración de los enseres.

1990 traería una nueva restauración de la Iglesia de Santiago. Con un nuevo Hermano Mayor, don Ramón Eduardo Pérez Malvido, cuando la Soledad volvió del Convento de las Claras, su capilla y su retablo estaban restaurados.

La noche del Viernes Santo de 1991, San Juan Evangelista salía portado por costaleros sobre el paso de Jesús Resucitado.

El año 1992 trajo consigo un nuevo paso en alpaca dorada para San Juan realizado por el taller de don Manuel de los Ríos, y también se estrenaron los cuatro candelabros de guardabrisas y la peana, realizados en los talleres de Orfebrería Andaluza de Sevilla. Fue también en este mismo año cuando el taller de Manuel de los Ríos termina y restaura el paso de la Virgen. También el 10 de octubre de este mismo año se estrenaba la marcha Soledad, del maestro Berenguel.


Fue el año 1993 un año muy importante para la Hermandad. Erróneamente, como se ha podido demostrar después, se celebró en CCXXV Aniversario de la fundación de la Hermandad (1768, y no 1773). Por esta efemérida se realizaron numerosas actividades y cultos. Se estrenaron los respiraderos de San Juan, por fin liberado de la palma que tan poco significado tenía un Viernes Santo; se concluye el paso de la Virgen al incorporle la candelería realizada por Aragón Orfebres; se adaptaron las nuevas Reglas a las normas diocesanas para HH. y CC.; se realizó por primera vez la Exaltación a Nuestra Señora de los Dolores, el culto a San Juan Evangelista (que fue en junio) y los primeros Viernes de la Soledad; amén de exposiciones, concursos, conferencias, etc.
Cabe reseñar que este mismo año 1993, en Asamblea General Extraordinaria del día 6 de febrero, se tomó la decisión del cambio de colores de los nazarenos del tramo de San Juan. Hasta ese año los hermanos nazarenos que acompañaban a la imagen de San Juan vestían túnicas blancas con botonadura, capa, antifaz o cíngulo rojo. A partir de 1994, la túnica pasó a ser negra, como hoy la conocemos.
En el año 1998, la festividad de Cristo Rey trajo a nuestra Hermandad la concesión del Escudo de Oro de la ciudad de Almería, impuesto a Nuestra Señora de los Dolores por el Sr. Alcalde de Almería, don Juan Megino, y la Medalla de Oro de la Agrupación de Cofradías por parte del Sr. Presidente de la misma, D. Ambas distinciones, a las que ha sido acreedora esta Hermandad lo son con motivo de haberse cumplido el 225.º Aniversario Fundacional de la Hermandad.
En el año 2002 estrenó un paso nuevo de estilo neobarroco en madera de cedro real, realizado por el ebanista D. Francisco Bailac y en fases de ejecución el tallado del mismo por D. Francisco San Román Flor.
En 2004 en el paso de la Virgen de la Soledad se transforma el sistema de trabajaderas a transversales cargando con costal en las cervicales tipo sevillana.

Desde su fundación la Virgen de los Dolores ha gozado del fervor y la devoción de la sociedad almeriense, que se da cita en su salida procesional de la noche del Viernes Santo, así como la acompaña en su transitar por el casco antiguo de Almería, arropada por las saetas que espontáneamente le rezan, y que culminan en su recogida, cita imprescindible para todos aquellos que aman nuestra Semana Santa.